martes, 3 de abril de 2012

“La catequesis es un proceso espiralado, siempre abierto y en desarrollo”


ENTREVISTA - Pbro. José Luis Quijano.
Rector del Instituto Superior de Catequesis Argentino - ISCA

“La catequesis es un proceso espiralado,  siempre abierto y en desarrollo”



En el marco de la presentación de un nuevo texto del ISCA compartimos una charla con su actual Rector, el Presbítero José Luis Quijano. Reflexiones en torno a  la renovación de la catequesis, el cambio de paradigma y el III Congreso Catequístico Nacional.


¿Cuál es el aporte del ISCA a propósito del III Congreso Catequístico Nacional?
Bueno, en septiembre del año pasado nos reunimos casi doscientos catequistas y catequetas en el Seminario Nacional de Catequesis (SENAC). Analizamos la catequesis de este tiempo e hicimos propuestas que anticiparon escenarios posibles.
Este libro que estamos presentando recopila los aportes del SENAC. Ya está en las librerías y se llama Catequesis en clave misionera. Relación entre Primer Anuncio, Iniciación Cristiana y Catequesis Permanente”.  Es una obra colaborativa a partir del intercambio de todos los que estuvieron participando. Fue editada por San Pablo, lo mismo que “De Congreso a Congreso”. Ambas publicaciones tienen un formato sencillo y manuable para que los catequistas puedan llevarlos fácilmente, subrayarlos y utilizarlos para el estudio y la reflexión.
Básicamente partimos de la necesidad de observar la catequesis desde un nuevo paradigma. En palabras de Emilio Alberich: pensar más allá de la mera renovación de la Catequesis e ir más al fondo para realizar un planteamiento más totalizante. Tres cualidades pueden resumir esta soñada nueva identidad: catequesis evangelizadora, catequesis iniciática, catequesis significativa. Es un tema apasionante y merece un desarrollo extenso.

Parece ambicioso...
Es realista. Podríamos seguir haciendo la misma catequesis de siempre, a costa del alejamiento de los catequizandos y del desgaste de nuestros catequistas. Sobre ellos se suele depositar la carga: se dice que los catequistas tienen que ser más comprometidos, más formados, más presentes, dar más testimonio... pero si la estructura en la que ellos trabajan no funciona, por más compromiso y presencia que se ponga, la tarea no obtiene frutos.
Siguiendo a Enzo Biemmi, venimos pensando desde hace tiempo que los conceptos catequéticos se encuentran en una situación de desborde semántico. La realidad pastoral nos invita a revisar las afirmaciones que hemos formulado por años y en las prácticas que se fundamentaron en dichos conceptos. La catequesis, en el contexto actual, tiene a menudo una tarea misionera.
Por eso no concebimos la catequesis simplemente como un camino lineal situado a continuación del Primer Anuncio, sino como un proceso espiralado, siempre abierto y en desarrollo. El Kerigma se va ampliando y profundizando, a lo largo de nuestra vida, reiterándose siempre, de un modo nuevo, vigoroso y atrayente, acompañando el permanente dinamismo de la fe.
La concreción de este cambio de paradigma va a llevarnos mucho tiempo.

¿Y mientras tanto?
Mientras tanto nuestros catequistas de hoy son los que sostienen y garantizan la catequesis en este camino al cambio. Tenemos la tarea de acompañarlos, valorarlos, asistirlos, reconocer la tarea que hacen. Gran parte de este cambio de paradigma lo han conducido ellos en la práctica. Las mujeres catequistas han traído el cariño y el afecto a una catequesis de rostro adusto y cumplimiento de normas. Le han aportado la ternura de madre. Los catequistas que se han formado a pulmón, sin apoyo, apasionándose en el aprendizaje de la oración y en la lectura de la Biblia son los que han construido esta catequesis bíblica y testimonial de las últimas décadas.
En los actuales contextos de descristianización, y según afirma el DGC, se hace precisa una presencia en cierto modo análoga a la de los catequistas de “tierra de misión”. Tal como decimos en el texto del SENAC, se trata de ayudar a formar catequistas que favorezcan el descubrimiento y la sorpresa de la fe. Son catequistas testigos, que acompañan los procesos de otros y se convierten en testimonio creíble para quienes acompañan en su despertar y crecimiento en la fe.

¿Es posible que la catequesis actual esté demasiado "escolarizada"?
Es bueno que la catequesis tenga un lugar en el sistema educativo. Pero proponemos que esta catequesis no esté subordinada al encuadre y a los tiempos de la educación formal. No estamos negando que la catequesis es educación. Afirmamos que la catequesis y la educación siguen juntas y colaborando mutuamente. Pero queremos reemplazar la clase de religión por el encuentro catequístico.


¿Por qué o para qué se organizan los congresos de catequistas?
En la Argentina los Congresos catequísticos se convocan cada 25 años. Son espacios privilegiados de encuentro, reflexión y planificación de la catequesis que va a venir. Cada uno de ellos tuvo que ver con un momento determinado de la vida de nuestro país y de la historia de la catequesis.

¿Por ejemplo?
En la década del ’60, pasado el tiempo de posguerra que enarbolaba los valores de la libertad, la paz y el amor, se realizó el primer Congreso, el de 1962. Tuvo plena sintonía con el Concilio Vaticano II y marcó un paso importantísimo hacia una catequesis bíblico - litúrgica. Lo que hoy conocemos como el movimiento de la renovación catequística, que se venía gestando desde hace años, adquirió carta de ciudadanía en este Congreso. Entre sus conclusiones se estableció la fundación de un Instituto Catequístico Nacional, al cual hoy denominamos ISCA.

¿Y el segundo Congreso?
Fue en 1987, cuando el regreso a la democracia ayudaba a retomar el valor del diálogo. Recibí la enorme bendición de participar en su organización previa y en su gestión y animación. Este segundo Congreso aportó dos líneas importantísimas para los años que siguieron: el itinerario catequístico permanente, que hizo centro en el adulto, en quien se cifra las mayores responsabilidades y la capacidad de vivir el mensaje cristiano bajo su forma plenamente desarrollada, y la Catequesis Familiar, que ya venía creciendo tímidamente y que, sin ser tema del Congreso, se ubicó en un lugar destacado de la reflexión.
Poco a poco, el pensamiento latinoamericano fue haciendo sentir su influencia. Se trabajó y se discutió mucho sobre la inculturación y la religiosidad popular.

¿Y cuáles son las expectativas con respecto a este tercer Congreso?
La carta de convocatoria de los obispos argentinos es bastante clara: se trata de dar un impulso en torno a la Iniciación Cristiana y al Itinerario Catequístico Permanente, que son temas sensibles para la catequesis actual. Faltan muy pocos días. El IIIº CCN -que se fue preparando en estos últimos años con el aporte de todas las regiones-va a tener su culminación en mayo de este año, en el conurbano bonaerense.
Así como el Vaticano II, Catechesi Tradendae y Puebla iluminaron los congresos anteriores, ahora el DGC y Aparecida nos abren el horizonte: estamos en el contexto de una nueva evangelización y de la necesidad de un discipulado misionero.
Vamos a estar acompañados por el arzobispo Mons. Celso Morga Iruzubieta, Secretario de la Congregación para el Clero, que llega desde Roma especialmente para participar en este encuentro. Los catequistas van a tener la oportunidad de conocer a Mons. Mario Aurelio Poli, responsable de la flamante Comisión Episcopal de Catequesis, de la Conferencia Episcopal Argentina y a los Obispos que la integran.